Hoy ha sido una noche especial. No puedo resumirlo en unas líneas.
Hoy he vuelto al “Purple Onion” en San Francisco.
“Ayer pensé que esto no podía empeorar, pero si que puede”
Así
más o menos he empezado el monólogo esta noche. Porque ayer, como
podréis comprobar si habéis visto el video no había mucha gente,
pero hoy…
Tanto
ayer como hoy el show era para los alumnos de la escuela a la que me he
apuntado, el Comedy College de San Francisco. La mayoría
han empezado hace unos meses, otros más, eso da igual. El caso es
que ambas noches el número de cómicos rondaba los quince, chispa más o
menos. Cada uno con sus cinco minutos de rigor y creedme:
cinco. A los cuatro minutos una linterna te apunta a la cara para
recordarte que te queda un minuto. Así se las gastan. (Así se las gastan
en Kansas. Aquí hacen te señas con un I phone)
El
caso es que ayer bromeábamos diciendo que casi habían más cómicos que
público, lo que sumaría unas trentaypocas personas. Lo cual,
aun siendo un número pobre incluso para una sala pequeña, no estaba
mal.
Hoy
al empezar, parecía que prometía la cosa. El show benéfico anterior
arrastró al público asistente que, al oír que empezaba otro de
comedia, decidió quedarse a verlo o al menos, a terminar su bebida.
Había un número bastante aceptable de gente. Suficiente como para
animarse.
Hoy
éramos dieciséis cómicos. Yo era el número nueve. Público real, digamos
unos veintitrés. Total: casi cuarenta personas, siendo
generosos.
Para
el momento de salir yo, sólo quedaban dos personas de ese público real.
El resto, sólo cómicos que ya habían visto mi monólogo la
noche anterior.
Lo
que ha pasado a continuación lo podéis ver en el video. Lo he colgado
no porque haya hecho una genialidad de repente y haya sido la
ostia… no. Lo he colgado para que veáis las cosas que pasan a veces
en esta profesión. A veces te toca salir delante de un público serio,
otras uno duro, otras uno divertido, participativo,
coñazo, simpático, impertinente… y a veces te toca salir a actuar
para dos personas.
Y hay que salir.
Mientras
esperaba mi turno, e iba viendo como la gente iba abandonando la sala
paulatinamente, a una media de dos personas y media por
cómico que terminaba, me preguntaba a mí mismo: “¿Qué necesidad
tienes de salir y pasar un mal rato?”
No
puedo negar que en alguno de esos momentos me rondó por la cabeza no
salir. Hubiera sido la primera vez en mi vida. Pero dije:
“Coño, ya que estás aquí, que mas te da”. Y salí.
Efectivamente,
si habéis visto el video, podréis comprobar que no ha sido la actuación
de mi vida, ni nada que se le parezca, pero
aunque os pueda sorprender, estoy contento. He llegado con una
sonrisa al hotel, que me ha hecho sentarme a escribir esto.
La
cosa fue empeorando, y los cómicos que vinieron detrás de mí, no sólo
perdieron a esos dos santos que aguantaron casi hasta el
final si no que, para más inri, tuvieron incluso menos de cinco
minutos, porque la sala cerraba a las diez., y ya te digo yo que cierra.
Los silencios que se han escuchado hoy en el Purple Onion
han sido simplemente demoledores.
Al
acabar el último cómico, y charlando con algunos de ellos a la salida,
escuché una frase que un cómico muy famoso de aquí le dijo a
uno de ellos un día que tuvo la suerte de poder hablar con él. Al
contarle sus miedos y sus dudas, el @comicomuyfamoso le dijo: “No te
preocupes, los primeros mil bolos, no cuentan”.
Entonces
me dí cuenta de la suerte que tengo, de la oportunidad tan grande que
me brinda esta profesión, este negocio o como se llame,
de no acomodarme, de no relajarme. De poder empezar de cero todos
los días.
Todos
queremos ser grandes (somos artistas, somos vanidosos, no nos
engañemos) Y yo el primero. Lo que pasa es que hoy, me ha dado por
pensar que para llegar a ser grande alguna vez, hay que ser un
poquito pequeño todos los días. Y eso me ha hecho sonreír.
Mañana me alquilo una bici y me cruzo el Golden Gate.
Ahí os dejo eso.
P.D. No soy mucho de dar consejos pero hoy os quiero dar uno:
“Si venís alguna vez a San Francisco,
traerse un rebequita”.
Me voy a tomar un Frenadol.
Buenas noches. Buenos días.
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