Cuando era más jóven escribía mis cosas. Empecé en mi cuaderno de Latín de tercero de BUP por la parte de atrás y viendo que me
gustaba le compré su propio cuaderno, que cuidaba como oro en paño.
No era un
diario. Escribía cuando me daba la gana. Cuando me lo pedía el
cuerpo. Cuando lo necesitaba. Me acompañó varios años. Prácticamente
hasta que acabé la carrera. (Arte dramático es una carrera.
Tengo un título de la Señorita Pepis, pero es una carrera) Llené
casi tres cuadernos de cosas. Cositas mías.
Por una razón
que no sabría explicar dejé de escribir radicalmente. Ni una palabra. Cero.
Tampoco supuso
un trauma. Simplemente, dejé de escribir en mi cuaderno. En
ocasiones, cuando recordaba que llevaba mucho tiempo sin escribir me
sentía un poco mal, pero se me pasaba enseguida.
Puede
que pensara que eso de escribir era cosa de niños, y yo ya me había
hecho mayor, por eso no escribía. El caso es que no tenía
esa necesidad de refugiarme en mi cuaderno.
Es curioso que
dejara de escribir cuando empecé a trabajar como actor. Fíjate: dejé
de escribir cuando empecé a tener público. Eso me hace pensar que mi
cuaderno para mí, era mi público. Mi privadísimo público
al que yo le contaba mis secretos.
Aproximadamente por esas fechas dejé de contar chistes. Yo contaba
chistes. Me sabía muchos. Y dejé de contar chistes cuando empecé a
actuar. A veces he llegado a pensar que contaba chistes
porque necesitaba público que me riera. Cuando empecé a tenerlo,
dejé de contarlos.
Recapitulando:
cuando empecé a tener público dejé de escribir en mi cuaderno y de contar chistes.
Mis
pensamientos se fueron convirtiendo en canciones (privadas también) y luego en monólogos, esos ya, menos privados.
El caso, es
que aquí en Nueva York, a punto de hacer la maleta y dar por
finalizada esta aventura, me he puesto a leer esto que he escrito en
este viaje, en este blog, y me he acordado de mi cuaderno. Y me
he dado cuenta de que, después de casi quince años he vuelto a
escribir. He vuelto a sentir esa necesidad. Curiosamente he pasado del
bloc al blog. (Porque yo no se tú, pero pa mí un cuaderno ha
sido un bloc de toda la vida. Para ser más exactos: un bló, porque
lo de “bloc” me lo he inventado e igual la he cagado, era para parecer
mas “fino”. ) He pasado del bloc privado al blog
público.
Pues me he
acordado de mi bló de latín y quería escribir algo para despedirme.
Algo así, a modo de resumen pero… ¿pa qué? Creo que ya lo he hecho.
A
escasas horas de coger el avión de vuelta a casa no creo que sea el
momento de sacar conclusiones. No creo incluso que pueda. Estas
seis semanas se me han pasado…
No, no se me han pasado volando, la verdad. Me han ido llegando y las he ido viviendo. Me daré cuenta de lo que han sido cuando
vuelva, cuando vea las fotos… E igual le saco algún significado.
No te creas
que estaba en el mejor momento para hacer este viaje, porque estaba
muy cansado. Y este viaje ha sido lo que quieras, menos descansadito.
Lo que si se
positivamente es que lo tenía que hacer, y hecho está. Ya descansaré
más adelante, cuando tenga un hueco. Ya sacaré las conclusiones otro
día, en mi patio, en mi piano, en mi cuaderno, en mi
blocgggg.
No se si
volveré a escribir más de esta manera, pero me da igual. Estoy
contento por haberlo hecho, por haber venido y tengo muchas muchas ganas
de volver y hacer cosas. De hacer cosas nuevas, de empezar
cosas nuevas y, ¿pa qué nos vamos a engañar? Tengo muchas ganas de
que las veáis.
Tengo, como
dije en una de las cartas anteriores (lo de llamarlo “entradas” me
suena fatal) ganas de equivocarme. Pero antes de equivocarme, haré The
Hole.
Y
ya que he empezado citando a Sabina, para terminar quiero dejaros con
unos versos que no recuerdo muy bien de quien son que reflejan
la belleza de mi pensamiento en estos momentos:
Ensaladilla,
solomillo al whisky, carne con tomate, carne al toro, pincho de
tortilla, almondigas en sarsa, calamares fritos, choco,
cazón, puntillitas, almejas, mejillones, gazpacho, papa con choco,
cruzcampo fresquita y vámonos que nos vamo.
Buenos días, buenas noches. Y hasta pronto.
P.D.
¿Me pone una mijita más de pan, picha?